Pertrechados con las armas más mortíferas, estos eficientes asesinos son el cenit de la llamada Casa de la Sombra, la oscura sociedad que se desliza por donde la luz no llega. 
Su precio es prohibitivo, pero su reputación es intachable: nunca ha habido un testigo.
Aunque esto, como todo, no es necesariamente verdad. Hay rumores, murmurados con temor y recelo, que hablan de ojos dorados que brillan entre estos exterminadores, portadores de espadas largas y hábiles con los venenos.
Sin embargo, debe de ser mentira, consecuencia de las leyendas y los temores.